El mundo ha cambiado, y ahora los infectados por un virus que les convierte en zombies están bajo control. Los llamados “retornados” mantienen a raya su sed de sangre gracias a un tratamiento diario que les da esperanzas para tener una vida normal mientras esperan la cura definitiva. Clara los conoce bien, pues trabaja de enfermera en el área de cuidados del hospital y mantiene una relación más allá de lo profesional con uno de ellos. Pero un grupo violento de la sociedad no los acepta y está dispuesta a exterminar a estos peligrosos seres antihumanos que pueden convertir la sociedad en una carnicería en cualquier momento. Llevados por el miedo y la ira, los perseguirán hasta acabar con ellos, empezando por la vacuna que les mantiene bajo control. Una carrera a contrarreloj para luchar por sobrevivir cuando las horas para convertirse en un muerto viviente sangriento están contadas.
El director Manuel Carballo firma su tercer largometraje tras los correctos El último justo y La posesión de Emma Evans. Carballo escoge ésta vez un guion firmado por el cortometrajista Hatem Khraiche, autor de la curiosa aunque fallida La cara oculta (Andrés Baiz, 2011). La película es una recurrente vuelta de tuerca al género de zombies de toda la vida, convirtiéndoles en “enfermos” capaces de convivir con los humanos. El buen planteamiento que Khraiche hace sobre el papel capacita a Carballo para plasmar imágenes potentes (en muchos aspectos ligadas a Meirelles o Cuarón) que hacen aumentar el interés del espectador. Aunque el planteamiento es original y curioso, el poco desarrollo que tiene y el estancamiento que se produce en la segunda mitad (visto en muchas otras ocasiones) le resta potencia a la película y le quita la pequeña baza con la que cuenta el film.
La cinta está protagonizada por Emily Hampshire (Cosmópolis, Mi gran aventura sexual) y Kris Holden-Ried (Rumores que matan, Underworld:El despertar), contando , además, con la colaboración de la guapísima Claudia Bassols (Manú degustació, Paintball). Aunque se trata de una producción española, el hecho de haberse rodado en Canadá con actores ingleses le dota al conjunto de un empaque mucho más internacional y potente que lo que solemos producir en nuestro país.
Aunque tenemos una buena propuesta dirigida a los amantes del género, que no les va a descubrir nada nuevo y que sí es posible que les entretenga y les agrade, la falta de sangre y de en definitiva “esencia” de lo que suele ser habitual en las películas de zombies no creo que le beneficie, más aún después de los excepcionales resultados de Guerra Mundial Z.
